Hace unas horas fuimos espectadores a través de la televisión y las nuevas tecnologías de la 27ª  Gala de los Premios Goya.

Lujo, Glamour, alfombra roja, photocall y un largo etcétera dan comienzo al evento cinematográfico español mas importante.

Estos prestigiosos galardones, se entregan de manera anual entre las mejores figuras del cine español. Este año, la celebración de la gala ha estado marcada mas que nunca, por otro factor aparte del séptimo arte; la política.

Desde su comienzo, los mensajes incluidos en algunos monólogos, presentaciones y agradecimientos, han ido dirigidos al gobierno, los recortes, la subida del IVA y la corrupción. Son quienes han marcado cada uno de los premios otorgados este 2013.

El cómo utilizar una gala del cine, para conseguir enviar el mensaje en contra de las medidas gubernamentales llevadas a cabo en el sector de la cultura, ha encontrado su respuesta en la gala de los Goya 2013.

Algunos actores con mas o menos acidez, mas directos o indirectos, no han dejado pasar la oportunidad de poder transmitir su disconformidad con la política española.

Este formato de actuación, encuentra defensores y detractores entre el público que lo estuvo viendo, y los usuarios de redes sociales que lo fueron comentando al segundo.

De una parte, muchos acabaron cansados de las reivindicaciones realizadas por el sector, otros, aplauden la valentía de poner voz al descontento.

Y pregunto: ¿Es el momento mas adecuado para politizar el cine español? Desde luego el que mas difusión tiene, si. Al igual que en las campañas electorales los partidos políticos utilizan los minutos de máxima audiencia en los mass media para enviar su mensaje, y así sea recordado entre la población, el cine español, ha aprovechado una oportunidad como ésta para transmitir sus reivindicaciones.

Por tanto, esta gala será recordada no sólo por la calidad del cine español ni los cuentos de princesas a la española, sino también por la ceja, la barba y el bigote de nuestra clase política.