Estrellas Políticas
06/11/2014Los Reyes del cambio
06/19/2014Hay dos temáticas que en cuestiones de cortesía y reuniones de empresa se ha aconsejado siempre evitar para no crear conflictos; uno es la política y el otro el fútbol.
Éstas tienen sus diferencias obvias y a simple vista pero también existen aspectos similares y comunes; son los temas mayoritarios en reuniones entre amigos o familiares, situaciones en las que también alguna que otra confrontación ha supuesto, sobre los que más se discute en redes sociales y quienes ostentan mayoritariamente minutos y páginas en los medios de comunicación.
Podríamos considerar la información como una cuerda que se sujeta por ambos extremos, estando en uno la política y en otro el fútbol.
En estos días en los que se celebra el mundial y que se suceden cada cuatro años, del deporte rey, ésta vez en Brasil, vemos como se entrelaza ambas temáticas; desde la asistencia de representantes internacionales que consideran entre sus aficiones el fútbol y apoyan al 100% a sus jugadores, hasta giros insospechados que se tornan contra los políticos.
Al igual que hemos podido ver a Angela Merkel celebrando la victoria de su selección en el primer partido jugado, la mezcla entre los dos se convierte en bomba de relojería cuando la ciudadanía aprovecha los partidos a los que por motivos adversos acuden autoridades políticas.
Concretamente el que se jugó tras la inauguración, atisba un reflejo de la relación entre sociedad y clase política en un espacio extrapolable; los discursos institucionales o provenientes de las autoridades públicas brillaron por su ausencia por miedo a recibir una pitada de las calificadas monumentales, que reflejaría la incomodidad de los ciudadanos con quienes los representan, a través del público en un estadio de 60.000 personas.
Un ejemplo de espontaneidad en este relación de amor –odio, lo tenemos al hablar de las manifestaciones que en Sao Paulo se están sucediendo con motivo de la celebración de este mundial, lo que supone para muchos un malgasto económico que podría aprovecharse en mejorar la calidad de vida de los cariocas.
Resulta curioso que estas manifestaciones donde la tensión entre policía y ciudadanía es palpable, hayan aumentado considerablemente en número, debido a los asistentes al mundial, quienes en muchos casos se han unido a estas marchas, disfrutando de fútbol por un lado y ayudando a los brasileños por otro. Estas marchas no han protagonizado ni una tercera parte de las portadas dedicadas al fútbol, la diferencia de la cobertura es abrumadora en muchos casos.
En España, parece que los políticos también se animan a meter goles a la ciudadanía a través de la aprobación de determinadas políticas de las llamadas controvertidas y que más polémica suelen crear en la sociedad española.
Mientras disfrutamos viendo a la selección española o «la roja», comprando camisetas y banderas y celebrando goles, nuestro gobierno decide sobre algunas políticas que en circunstancias normales sin mundial de por medio y sin la euforia que estos conlleva, hubieran causado más de una confrontación entre sectores. De ahí que la diversión que el fútbol provoca, haga sombra a la política.
Podemos concluir diciendo que en esta relación ambos sectores se solapan y en ocasiones, ayudan. La percepción en este comienzo de verano se resume en que “llega el fútbol y se acaba la crisis”, provocado por la mediatización deportiva en la que nos vemos envueltos y que ayuda a esconder determinados aspectos que nos afectan en nuestra vida privada y que depende de la aprobación por parte del gobierno, acciones que se suceden estos días en medio de la celebración de la gran fiesta deportiva internacional..
Está claro que el fútbol manda estos días. Veremos que ocurre cuando la euforia termine y volvamos a la realidad en la que la comunicación política abandere nuestro día a día.