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07/26/2017Imagen de la semana: colores duplicados
07/30/2017Esa mañana, hemos asistido a un hecho histórico en el panorama político y judicial español: la declaración en la Audiencia Nacional de un presidente del Gobierno en activo como es Mariano Rajoy, en calidad de testigo en el caso Gürtel.
Este hecho extraordinario, ha supuesto que las medidas de seguridad y los medios que cubren este juicio se multipliquen, y es que el morbo de ver en el banquillo al presidente Rajoy ha traspasado fronteras.
Pero la cuestión no queda solo ahí, sino en el debate que se abre entorno al tratamiento dado a este ciudadano en este juicio.
La Audiencia en la citación que podéis consultar aquí, ya dejaba claro que «no comparece como presidente sino como un ciudadano español.» Pero después de ver la escena en la sala hoy, esta afirmación ha quedado en entredicho por varios aspectos que paso a enumerar a continuación:
1- Aunque se le juzgase como ciudadano, es su tratamiento como cargo orgánico dentro del Partido Popular y no su rol como presidente del Gobierno el que debía primar en esta sede judicial durante su comparecencia, lo que ha dado pie al debate de donde se encuentra el límite entre lo correspondiente a partido y a institución en nuestros representantes públicos.
2- Por mucho que se ha intentado quitar hierro al asunto, el protocolo oficial como herramienta de comunicación ha dejado claras las contradicciones en cuanto al puesto de Mariano Rajoy en este juicio, colocándolo en el segundo lugar protocolario institucional como representante del Gobierno, en la misma presidencia de la sala. Por tanto, no se le ha escuchado como un ciudadano mas, sino como presidente del Gobierno español al tener con él esta deferencia protocolaria e incluso generando un nuevo debate sobre la ilegalidad o no de colocar a un testigo en ese lugar.
3- Con su colocación en el mismo estrado, a la derecha de la mesa del tribunal en vez de frente a él como se hace con todos los testigos habitualmente, demuestra que cuando se posee un puesto de responsabilidad, prima lo público y el cargo que en este aspecto se tiene que el rol dentro del partido, aunque sea por este por lo que fue citado a declarar.
4- El reglamento de protocolo del Poder Judicial ha quedado reducido a una mera anécdota en pro de la mediatización del momento y la negación a conseguir imágenes de una persona que ostenta el cargo de presidente el Gobierno en un banquillo de los acusados. Bien es cierto que por la repercusión no sólo nacional, sino también internacional, podría afectar a su credibilidad, lo que vuelve de nuevo a encender la pregunta de donde se encuentra el límite entre lo público y lo privado en la política. Recordemos que lo visual conlleva mas memorización que las palabras y por ello, evitar la imagen que todos esperaban era contraproducente electoralmente hablando también.
5- La etiqueta utilizada por este miembro del Ejecutivo es la habitual para el luto, con traje y corbata negros y un fondo de camisa blanca. Sin duda una vestimenta a la que nos tiene muy poco acostumbrados y que comunica valores como la tristeza y el duelo.
6- La manera de dar las respuestas recordaba a sus intervenciones en el Congreso de los Diputados, olvidando que no se encontraba en un debate político, sino en un juicio donde las contestación y zascas que espetaba denostaban que su argumentación es excelente, pero estaba totalmente fuera de lugar.
7- En referencia a los demás partidos, éstos han preferido referirse al testigo con el cargo de presidente del Gobierno en el banquillo a hacerlo diciendo su nombre, ya que la imagen que se crea en la mente de los ciudadanos transmite negatividad en cuanto a la reputación de este cargo institucional, generando emociones de rechazo en la sociedad, llegando incluso a asociar la corrupción con los cargos públicos españoles, y por tanto, ayudando a mejorar la imagen de los otros candidatos y partidos de cara a una futuras elecciones.
Por tanto, el protocolo hoy sin quererlo, también ha sido protagonista de un momento histórico, por su mala ejecución en beneficio de un testigo, que coincide ser el presidente del Gobierno español y dando pie a nuevas líneas de discusión entorno a su correcto uso o en el caso político, como mero servidor del agenda setting.
Siempre nos quedarán las banderas.