Libertad o disciplina política
02/19/2014Ferias y tendencias
03/05/2014Estarán de acuerdo conmigo, y si observamos los datos lo confirman, que la corrupción es uno de los problemas más importantes que tenemos actualmente y que es necesaria su erradicación total (no será tarea fácil).
Y es que la corrupción podemos compararla con un virus que se debe vigilar y al que encontrar un antídoto antes de que su expansión continúe y haga enfermar aún mas la democracia.
En ese proceso de detección y extirpación, entran en juego un grupo de profesionales liberales del sector de la justicia, los encargados de poner remedio a este mal. Serán ellos los que debido a investigar un problema de gran calado en la opinión pública, provoca que los medios de comunicación se hagan eco de los pasos que realizan, dando lugar a nuevos personajes mediáticos.
Estos nuevos protagonistas de la actualidad, los jueces que instruyen los casos mas sonados de corrupción en España, se han convertido en parte de los temas mas candentes de parrilla televisiva y han ocupado ríos de tinta protagonizando portadas, cabeceras, últimas horas y todo un sinfín de noticias, reportajes y entrevistas, ocupando mayor volumen de minutos en los medios de comunicación de lo que lo hacían hace unos pocos años.
Pero el kit de la cuestión no queda aquí, sino que la empatía y simpatía que la ciudadanía siente hacia estos individuos por las funciones de análisis y castigo hacia quienes delinquen , provocan que su imagen se compare a la de héroes del S. XXI, vengadores de la justicia y la verdad que tanto necesita la población para poder creer en la política.
Si pensamos cual fue el primero que abrió camino a estas estrellas mediáticas, podemos hablar del juez Garzón, portada de numerosas publicaciones en las que contaba y relataba aspectos de su vida privada cual personaje del papel couché fuera. Aunque su transformación hacia el lado oscuro al creerse demasiado su nuevo status de héroe le fallara no podemos negar la repercusión mediática que sus decisiones y palabras tuvieron y tienen.
Nombres como Castro, Alaya o Ruz forman parte de nuestro vocabulario actual, y hacemos referencia a ellos normalmente con connotaciones positivas. Incluso se han creado club de fans y páginas de Facebook de apoyo a algunos de ellos, concretamente Mercedes Alaya levanta pasiones en determinados sectores.
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Por tanto, en esta guerra de buenos y malos, los jueces pasan a formar parte del equipo de superhéroes que luchan por la paz y castigan a los malechores, bajo el apoyo de la población y el beneplácito de los medios de comunicación. Esperemos que sigan ejerciendo sus funciones como esperamos, y no pasen de héroes a villanos, que se dice que el poder corrompe.