Imagen de la semana: cumbre informal
03/12/2017Imagen de la semana: entre lo políticamente correcto y lo correcto políticamente
03/19/2017Durante el último mes hemos sido testigos de una serie de acontecimientos en el panorama internacional relacionados con la etiqueta en la empresa. Tras las declaraciones de Trump en las que exigía a sus empleadas que «se vistan como verdaderas mujeres», el pasado martes tuvo lugar en Reino Unido un debate parlamentario sobre el uso de los tacones durante la jornada laboral.
El debate tuvo lugar porque Nicola Thorp, una antigua trabajadora de la empresa Price Waterhouse Cooper (PwC), fue despedida porque se negó a llevar tacones para ir a trabajar. Thorp inició una campaña de recogidas de firmas para que el Parlamento británico declare que las empresas no pueden obligar a sus trabajadoras a llevar zapatos de tacón, alegando que la utilización de este tipo de calzado puede perjudicar la salud de las trabajadoras.
Si bien es cierto que deben existir pautas de etiqueta y vestimenta en la empresa para mejorar el progreso profesional, los directivos deben tener en cuenta la salud y la comodidad de los trabajadores a la hora de implementar un código de vestimenta.
En los últimos años muchas empresas han optado por implantar políticas de vestuario más flexibles, especialmente en las pequeñas y medianas empresas. El surgimiento de las empresas lideradas por jóvenes emprendedores ha propiciado una revolución de la vestimenta en el mundo de los negocios. Lo ideal es que los códigos de vestuario se adapten y evolucionen, modernizándose pero ajustándose a la filosofía de la empresa.
Entre las ventajas de estas medidas, destaca el incremento de la productividad de los empleados y de la comunicación entre los diferentes niveles jerárquicos de la organización, como consecuencia del aumento de la comodidad. Asimismo, las políticas de vestuario más tolerantes permiten un contacto más cercano con el cliente, favoreciendo las relaciones y el contacto con el público.
Esta tendencia ‘casual’ ha implantado en muchas organizaciones lo que se conoce como Friday Free, que consiste en que los empleados puedan vestir de manera informal todos los viernes.
No obstante, antes de establecer un código de vestimenta debemos estudiar cuáles serán las consecuencias del nuevo ‘dress code’ informal. Debemos de tener en cuenta que no podemos rebasar ciertos límites, ya que esto supondría un deterioro de la imagen corporativa de nuestra empresa.
En definitiva, el vestuario de cada trabajador dependerá en todo caso del tipo de empresa en la que trabaje. No es lo mismo trabajar un periódico que en un banco o en una tienda de dependiente.